Viné a la Push en forma lobuna, un lobo blanco como la nieve, para no destacar como de costumbre. No podía leer la mente, como hacían todos, de la manada, porque no pertenecía a ninguna manada, y era un alivio no tener telepatía. Vi a otra loba, moví la cabeza en tono de saludo, como diciendo "Hola". Escribí en el suelo, en la tierra, "¿Cual es tu nombre?" Pregunté yo escribí en el suelo el mio.